miércoles, 31 de marzo de 2010

LA DEMORA DE DIOS

Dios responde todas las ocasiones, aunque no siempre de la manera esperada. Rara vez Dios tiene prisa o esta apurado, lo cual se ve en su Creación: tarda en hacer un bebé, una flor, un árbol o un atardecer, o incluso una brizna de hierba. No se puede apurar a Dios. Hay que aguardar a que llegue el momento determinado por Dios.

A veces Dios demora la respuesta a una oración hasta que hayas aprendido algo que Él quiere enseñar. O a veces espera hasta que se produzcan las condiciones propicias para el resultado que quiere lograr: Como el caso de aquel hombre de la Biblia que era ciego de nacimiento. Tuvo que ser ciego toda su vida para que todos lo supieran, y así llegar cierto día Jesús lo sanara prodigiosamente, y Dios fuese glorificado.
En ciertos casos, tal vez transcurran años hasta que sepan porque Dios no respondió del modo que esperabas, o cuando se lo pediste, ¡ pero el día llegara, y sabrás que Dios actúo acertadamente! ¡Espera en el Señor!

¡La oscuridad más densa es antes del amanecer, y la mayor desesperación ocurre justo antes de la Salvación! ¡La más profunda desesperanza ataca justo antes de ser rescatado! Por eso, no dudes ni por un instante de que Dios te contestara ¡Ya veras que lo hace! ¡Confía en El y dale gracias por la respuesta aunque no la veas de inmediato! después te alegraras de haber confiado en Él.


Jesús nos acompaña durante todo el camino de nuestra vida.

Los discípulos de Emaús tienen el mérito de no haber traicionado a Jesús. Habían esperado que él sería el Salvador. Lo que no han tenido en cuenta es que Cristo persevera hasta el final, es capaz de esperar hasta el último momento y salir al encuentro como un buen amigo que tiende la mano.

Sin embargo, Jesús no quiere limitar nuestra libertad y nos deja libres de aceptar la mano que nos ofrece. Nos acompaña durante todo el camino; pero, si no le pedimos que se quede con nosotros, no lo reconoceremos cuando parta el pan.

No hay comentarios: